ACUÉRDATE DE MÍ

octubre 09, 2016


Acuérdate de mí, Javier Fernández. Entre viaje y viaje, cuando te bajes en Santiago del Monte; cuando veas a Susana y te vuelva  la cabeza loca con sus historias, cuando reúnas a la gestora o cuando hables con Mariano. Si pasas junto a un  edificio en obras, si ves a un albañil o a un carpintero, una pala con cemento o un trozo de ferralla. Al firmar un contrato, al repasar tu agenda, al despachar por la mañana con tus Consejeros, sobre todo con Genaro. Si lo ves, le dices que sigo aquí, esperándolo. Que no me he olvidado de él, que lo necesito, que me debe algo.

 Me dicen que seré una biblioteca, pero no me reconozco. Unas escuálidas columnas sostienen una estructura  de tabiques sin lucir, ventanas sin acristalar, conductos sin acondicionar. Llena de corrientes de aire recorriendo los huecos que hoy debieran estar ocupados por estanterías repletas de libros. Libros como los que cuelgan del vallado exterior y que pugnan por conquistar un espacio pendiente para la cultura en Castrillón.


Por eso Javier, cuando hoy en un rato libre ojees a Max Webber, recuerda que también busca su sitio en este armazón. Cuento con él para mi proyecto.


Licítame. Licítame y ayúdame a crecer, Licítame para completarme, Y después...después inaugúrame. Deja tu placa a mi entrada. Corta la cinta y pasa. No tendré en cuenta todo este tiempo. Te perdonaré los recortes, más entiende que no los podré olvidar.


Mañana, cuando vuelvas a Madrid, antes de llegar al aeropuerto para coger el avión, gira tu cabeza en la autovía a la altura de Piedras Blancas y acuérdate de mí.




You Might Also Like

0 comments